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Las primeras aves

Un largo proceso evolutivo desde los dinosaurios

Con más de 10.000 especies vivas catalogadas, las aves constituyen el grupo más diverso de vertebrados en la Tierra. Actualmente, el origen de las aves es una de las transiciones evolutivas mejor comprendidas en la historia de la vida. Aunque algunas de las características que rápidamente asociamos con las aves son las plumas y el vuelo, se trata de caracteres que surgieron antes de que estas aparecieran como tal. Las aves evolucionaran de dinosaurios terópodos durante el Jurásico, adquiriendo sus rasgos distintivos de forma gradual a lo largo de decenas de millones de años. 

Cuando sucedió

Las primeras aves aparecen en el registro fósil durante el Jurásico Medio-Superior, hace unos 165-150 millones de años (Ma). No obstante, la capacidad de realizar un vuelo activo por estos animales es una cuestión debatida. Poco después, en el Cretácico, el registro de aves es mucho más amplio y se extiende a yacimientos de todos los continentes. Tras la extinción masiva del Cretácico/Paleógeno (hace 66 Ma) las aves modernas experimentaron su mayor diversificación. 

Qué sucedió

Un grupo de los dinosaurios, los terópodos (Theropoda), caracterizado por el bipedismo, la capacidad para correr a gran velocidad y su dieta carnívora, es el que dio lugar a las aves durante el Jurásico (fig. 1a). 

El plan corporal que clásicamente asociamos a las aves, con un tamaño pequeño (similar al de un pollo), un cuerpo ligero y emplumado, junto al desarrollo de las alas, fue apareciendo gradualmente a lo largo de más de 50 millones de años en grupos de dinosaurios previos a las aves. Es por ello que, aunque parezca sorprendente, los rasgos principales que caracterizan a las aves son la reducción del número de vértebras de la cola a menos de 26 y el dedo primero del pie totalmente oponible, lo que permite agarrar. Cuando, por primera vez, se observaron algunos de los taxones que reconocemos claramente como aves (p.ej. Archaeopteryx), con abundantes caracteres avianos, se dio a entender que fue el resultado de una radiación adaptativa rápida. Nada más lejos de la realidad. Hoy sabemos que la transición entre dinosaurios no avianos y las aves fue gradual.

Con las primeras aves ya definidas se produjo una primera diversificación de las mismas durante el Cretácico Inferior. Los nuevos grupos surgidos (Enantiornithes) incorporaron algunas características que permitían un vuelo más eficiente y poderoso (esternón con quilla, coracoides alargado, fúrcula estrecha y mano reducida). Así, en el Cretácico Superior las aves ya eran bastante diversas, con la mayoría de los linajes de aves “arcaicas” bien establecidos. La aparición de las verdaderas aves modernas surge con el clado Neornithes, posiblemente hacia el final del Cretácico Superior. 

Las aves fue un grupo intensamente afectado por la extinción masiva de finales del Cretácico, hace 66 Ma. Ninguna de las aves “arcaicas” sobrevivió al evento asociado al límite conocido como K/Pg, produciéndose la extinción de los dinosaurios no avianos y de otros grupos terrestres y marinos. Sin embargo, algunas aves lograron sobrevivir y, tras este evento, los grupos modernos de aves se diversificaron explosivamente. En unos 15 Ma, tras la extinción, la mayoría de los órdenes de aves actuales ya habían aparecido.

Algunas de la características que asociamos con las aves, que aparecen en las aves modernas, evolucionaron antes de la propia aparición del clado Aves. Entre ellas encontramos la presencia de plumas, la reducción del tamaño del cuerpo, el alargamiento de la extremidad anterior y el hueso carpal con forma semilunada.

Uno de los enigmas más interesantes por resolver es la forma en la que surge la posibilidad de volar. En ningún caso fue un proceso repentino y, aunque, muchas aves presentan cuerpos optimizados para el vuelo, el proceso de adaptación surge lentamente desde grupos de dinosaurios (fig. 2a). Aunque existen diversas hipótesis, la más consistente con las evidencias disponibles es la que afirma que el vuelo se desarrolló a partir de formas corredoras, como los dromeosáuridos, que podrían alcanzar una velocidad suficiente para realizar un pequeño despegue, aunque estarían muy limitados para realizar maniobras precisas, rápidas, bruscas o de aterrizaje. 

El perfeccionamiento en el vuelo surge evolutivamente con la aparición del álula. Esta estructura está compuesta por 3 ó 4 plumas insertadas en el primer dedo de la mano que permiten frenar en el aire o realizar maniobras bruscas y mucho más precisas. Sin embargo, la presencia de plumas no fue indispensable para la aparición del vuelo y antecede al origen de las propias aves.

La aportación del yacimiento de Las Hoyas (Cuenca) al conocimiento del vuelo


Los excepcionales fósiles encontrados en el yacimiento de Las Hoyas (Cuenca) han contribuido a la comprensión del desarrollo del vuelo en los dinosaurios. En este yacimiento se han descrito tres taxones nuevos Iberomesornis romerali, Concornis lacustris y Eoalulavis hoyasi.


Iberomesornis es un ave primitiva del tamaño de un gorrión que volaba activamente gracias a la presencia de algunas adaptaciones como la presencia de pigostilo (hueso formado por la fusión de las vértebras terminales de la cola) y de una cintura pectoral claramente aviana.


Concornis y Eoalulavis son enantiornites primitivas que presentan dientes. En el caso de Eoalulavis se trata de la primera ave en la que se documenta la presencia del álula, estructura que revoluciona el control durante vuelo.

Sabías que ...

El origen de las plumas tiene poco que ver con el origen de las aves o incluso con el origen del vuelo (fig. 3a). Es cierto que las plumas actualmente solo se encuentran en las aves y parecen caracterizar a las mismas, sin embargo, aparecieron primeramente en grupos de dinosaurios no avianos. Es posible que el origen de las plumas en los dinosaurios se relacione con su capacidad de termorregulación o con el hecho de favorecer una nueva forma de exhibición entre individuos.

Figura 1a: Árbol filogenético con muy distintos vertebrados que establece la estrecha relación entre las aves y un grupo concreto de dinosaurios. Modificado de Brusatte et al., (2015) y publicado en Current Biology. 

Figura 2a: Diversos “experimentos” de vuelo o planeo se dieron lugar en diferentes grupos de dinosaurios, muchos de ellos de forma previa a la aparición del clado de las Aves.

Por qué sucedió

El aprovechamiento del espacio aéreo durante el Mesozoico abría nuevas oportunidades para el desplazamiento y la alimentación a grupos especializados de dinosaurios. Actualmente sabemos que numerosos linajes paravianos, previos al origen de las aves, estuvieron experimentando con diferentes modos de vuelo, fundamentalmente relacionados con el planeo, a finales del Jurásico e inicios del Cretácico. Esto significa que diferentes grupos, previos a las aves, experimentaron la posibilidad de colonizar el medio aéreo, probando a volar con diferentes estructuras que no siempre se basaron en alas emplumadas.

Cuando los taxones primitivos de aves redujeron su tamaño corporal encontraron una clara ventaja a la hora de despegar y mantenerse en vuelo. Solo después, tras millones de años de evolución, pudo mejorarse el sistema, dando lugar a algunas aves voladoras de gran tamaño.

Cómo lo sabemos

Indudablemente, nuestro conocimiento sobre el origen evolutivo de las aves se basa en la presencia de restos fósiles. El resto más emblemático es Archaeopteryx, el ave primitiva del Jurásico Superior de Solnhofen (Baviera, Alemania) (fig. 4a). Tras su descubrimiento en 1861, el biólogo británico Thomas Henry Huxley propuso que las aves estaban emparentadas con los terópodos celurosaurios ya que más de 30 caracteres eran compartidos entre Archaeopteryx y Compsognathus, un pequeño dinosaurio. 

Todos los caracteres que permiten ir estableciendo las relaciones de parentesco entre distintas especies se obtienen de los ejemplares fósiles. Junto a los fósiles, nuestra mejora en el conocimiento sobre el origen de las aves se sustenta en el estudio y publicación de nuevas filogenias y en detallados estudios morfológico-funcionales, genómicos y estadísticos.


Fuentes documentales

BRUSATTE, S.L., O´CONNOR, J.K. & JARVIS, E.D. (2015). The origin and diversification of birds. Current Biology, 25: 888-898 pp.


MARTÍN-ABAD, H., MARUGÁN-LOBÓN, J., VULLO, R., MARTIN, T., LUO, Z.X. & BUSCALIONI, A.D. (2016). Spinolestes, un mamífero primitivo excepcional del yacimiento de Las Hoyas. ¡Fundamental!, 30: 1-46 pp.


PUTTICK, M.N., THOMAS, G.H. & BENTON, M.J. (2014). High rates of evolution preceded the origin of birds. Evolution, 68-5: 1497-1510 pp.


RODRÍGUEZ-SOLÓRZANO, J. (2003). Transición evolutiva dinosaurios-aves. En JIMÉNEZ FUENTES, E. & CIVIS LLOVERA, J. (Eds.): Los vertebrados fósiles en la historia de la vida. Excavación, estudio y patrimonio. Ediciones Universidad de Salamanca: 117-129 pp.


SANZ, J.L. (2000). Dinosaurios. Los señores del pasado. Ediciones Martínez Roca, 299 pág.


TUDGE, C. (2001). La variedad de la vida. Historia de todas las criaturas de la Tierra. Ed. Crítica, Barcelona, 701 pág.

Figura 4a: Archaeopteryx, uno de los fósiles más emblemáticos de todos los tiempos.