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La extinción del Devónico superior

Cuando la invasión de la Tierra falló dos veces

A finales del Devónico tuvo lugar una de las grandes extinciones de la historia de la vida. Aunque no es ni la más famosa (la extinción de los Dinosaurios a final del Cretácico) ni la más importante (la producida entre el Pérmico y el Triásico), esta crisis acontecida en el Devónico superior se puede considerar como una de las cinco grandes extinciones que afectaron a los seres vivos en los últimos 700 millones de años. Sus causas y misterios todavía son objeto de estudio, y las investigaciones advierten de procesos complejos que apuntan dos grandes eventos de extinción masiva muy cercanos en el tiempo. La tormenta perfecta de finales del Devónico que pudo impedir la invasión terrestre cuando todo estaba preparado.

Cuando sucedió

Los eventos de extinción del Devónico superior tuvieron lugar en dos etapas diferentes. La primera etapa se sitúa en el límite entre los dos períodos en los que se divide el Devónico superior (Frasniense-Fameniense) y aconteció entre 374-372 millones de años (evento Kellwasser). El segundo evento de extinción se produjo a finales del Fameniense, en el límite con el Carbonífero, hace 359 millones de años (evento Hangenberg). 

Figura 1. La extinción del Devónico Superior fue una de las 5 grandes extinciones que ha sufrido el planeta. 

Qué sucedió

Para poder comprender el impacto de los procesos de extinción que ocurrieron en el Devónico superior, primero debemos de tener una idea de cómo era nuestro mundo en aquella época.

En primer lugar, hay que decir que la mayor parte de la vida se desarrollaba en medios acuáticos, preferentemente marinos y poco profundos, pero también de agua dulce. Hace ya algunos cientos de millones de años que habían comenzado los experimentos azarosos que llevaban a desarrollar formas de vida cada vez más complejas a través de innovaciones evolutivas que serían cruciales para los seres herederos (incluidos nosotros mismos) que pudieran sortear los muchos peligros que estaban por venir. 

Así, en los océanos del Devónico podían coincidir tiburones (relativamente parecidos a los de hoy día), peces de aletas lobuladas (de los que derivarían los tetrápodos) y grandes peces ‘acorazados’ con organismos como los trilobites (unos artrópodos característicos de todo el Paleozoico), moluscos cefalópodos parientes de los pulpos y los calamares, braquiópodos (unos organismos protegidos por una especie de conchas similares a las almejas), equinodermos (estrellas de mar) y una gran variedad de organismos que formaban grandes bio-construcciones (parecidas hoy día a los arrecifes de coral), de entre los que destacaba un tipo de esponja con esqueleto calcáreo: los estromatopóridos.

Al lado del mar, la tierra firme casi podía considerarse baldía, salvo las zonas bajas, litorales o costeras. Aun así, la vida se reducía a unos pocos insectos y algunas plantas terrestres que llevaban ya cerca de 100 millones de años haciendo experimentos desde que consiguieron colonizar los continentes, pero a nuestros ojos, el paisaje resultaría desolador, a pesar de existir algunos oasis de bosque primitivo.

Quizá pueda parecer que en este mundo Devónico, donde se han realizado importantes innovaciones y donde aún existe mucho margen para explotar lugares inhóspitos, la vida empezaba a ser ‘de color de rosa’, pero como casi siempre, cuando algo va bien, de forma inesperada empiezan a aparecer crisis en algunos grupos de organismos. Y además, esta crisis resulta ser compleja y por etapas, afectando de manera diferente a cada grupo.

El primer revés afecta principalmente a los organismos marinos que viven en lugares poco profundos, entre los que se encuentran los estromatopóridos, que casi llegan a desaparecer e incluye a las primeras especies de tetrápodos, listos para colonizar tierra firme. También afecta a los ecosistemas terrestres, donde desparecen la mitad de especies de plantas y los bosques que quedan se desplazan a zonas ecuatoriales. Este primer aviso se conoce con el nombre de evento Kellwasser. Durante unos cuantos millones de años después, un funesto silencio se adueña de la Tierra, quedando muy afectada en este primer lance. En un alarde de valentía, algunos brotes verdes empiezan a aparecer e incluso surgen nuevas y variadas formas de vida…pero no deja de ser un espejismo. La naturaleza golpea en una segunda ocasión, y esta vez dejaría solamente para el registro fósil algunos de los grupos que dominaron el Devónico y nuevamente a los tetrápodos con la miel en los labios. Es el evento Hangenberg, que da paso a un nuevo mundo que, siguiendo las pautas que la Tierra ha demostrado en varias ocasiones, volvería a renacer con más fuerza durante el Carbonífero.


Sabías que ...

Los estromatopóridos llegaron a construir los arrecifes más grandes en la historia de la Tierra, mientras que los corales en esta época eran solitarios e incapaces de construir edificios como los de hoy día. Se estima que pudieron tener una extensión de cinco millones de kilómetros cuadrados, unas diez veces más que los arrecifes de coral actual. Estas bioconstrucciones desaparecieron completamente de la faz de la Tierra a final del Devónico.

Por qué sucedió

La mayoría de las veces que ocurre un evento de extinción en masa es porque confluyen una serie de circunstancias adversas que, sumadas, derivan en unas condiciones que resultan ser inhóspitas para los seres vivos. Este caso no iba a ser una excepción. Es más, parece incluso más complejo y, de hecho, las extinciones del Devónico superior se producen en un lapso de tiempo mucho mayor (unos 15 millones de años) que los otros eventos de extinción masiva registrados… y en dos fases principales.

Las circunstancias adversas para la vida pueden venir por diferentes vías, pero deben de ser persistentes para producir extinciones de grupos. Es decir, la destrucción de especies debe de ser mayor que la creación. Los cambios medioambientales suelen estar detrás de estas circunstancias cambiantes, en ocasiones apoyadas por eventos extraterrestres, aunque parece que aquí no es el caso. A tenor del registro geológico y paleontológico, el hecho de que desaparecieran, junto con comunidades de organismos marinos someros, las grandes extensiones de los arrecifes de estromatopóridos (que formaron grandes cantidades de calizas) y en su lugar se encuentren depósitos de material silíceo con mucha materia orgánica (lutitas negras) es una pista suficiente para invocar procesos de reducción drástica del oxígeno en el océano. Y sin oxígeno no hay vida posible. En el registro terrestre, la migración de los bosques a zonas ecuatoriales podría indicar un deterioro climático observable en los períodos glaciales. Entonces ¿están ambos sucesos relacionados? ¿quiere decir esto que la explosión de vida puede provocar su propia extinción? 

Cómo lo sabemos

Los estudios realizados en el registro geológico del Devónico superior indican que cada uno de los dos eventos principales de extinción (Kellwasser y Hangenberg) están marcados por la existencia de capas de lutitas negras. Estos materiales son indicativos de épocas de anoxia. El oxígeno presente en las aguas oceánicas se consume masivamente, probablemente debido a una gran actividad biológica (¿la creación y desarrollo de los grandes arrecifes?) y la materia orgánica queda en el fondo marino sin oxidar (creando la capa de lutita negra). Esta situación produce una auténtica asfixia y, por tanto, la mortandad masiva de diferentes tipos de organismos, cuya relación trófica ya está más que determinada. 

Por otro lado, la gran actividad de los organismos bioconstructores produciría gran cantidad de carbonatos, que utilizarían el carbono para formar sus esqueletos y, de alguna manera, lo ‘secuestrarían’ de la atmósfera, bajando la proporción de CO2 y disminuyendo el efecto invernadero. Este hecho produciría un enfriamiento paulatino y, por tanto, el inicio de una glaciación que culminaría hacia el final del Carbonífero.  

Figura 2. Imagen de Acantosthega.

Información adicional

Paleogeografía

Devónico superior

Temperatura

25º decreciendo a 20º C en el transcurso del Devónico superior. Hothouse a Greenhouse

Figura 3. Evolución de la temperatura durante el Paleozoico